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viernes, 12 de noviembre de 2010

Declaración de abril. PROPOSICIÓN DE DECLARACIÓN, EN VALENCIA, EN UN AULA DE LA AMISTAD, LA SOLIDARIDAD Y EL COMPROMISO

En nombre de la amistad, la camaradería, las luchas compartidas durante décadas, juntos y por caminos comunes o vecinos, con el pensamiento, los sentimientos y los sueños cobijados o íngrimos, acompañando a los hombres y mujeres; a los trabajadores, a todos los pobres; a todos los jóvenes; a los poetas, artistas, escritores, investigadores y creadores de nuestro país; con nuestros excesos, deficiencias, aciertos y desaciertos, pero con honradez, coraje y dignidad, con fe y esperanza profundas en otro destino y porvenir para nuestro pueblo, América Latina y el mundo, hoy , quince de abril de 2010, con el inicio de las primeras lluvias para el reverdecer del monte, el florecer de los apamates y araguaneyes y la fecundidad de la tierra que anuncia la próxima cosecha, pedimos permiso para declarar lo siguiente:


1) Nos hemos congregado, proviniendo desde distintos lugares de la República Bolivariana de Venezuela, como compañeras y compañeros que desde hace varias décadas venimos luchando juntos por un país y un mundo de felicidad, prósperos, saludables, pacíficos y soberanos, por lo tanto, con un camino, un centro y un eje comunes; con el ánimo y la decisión de respetar las diferencias de personalidad, pensamiento y sensibilidad; los espacios, quehaceres y estilos de vida particulares y colectivos, que tienen como denominador común la lucha contra la explotación, la dominación, el colonialismo, el imperialismo, el subdesarrollo, la miseria (material y espiritual) y toda forma de discriminación; la superación de la opresión y discriminación, injusticia y marginación que padece la dolida y doliente mitad de la humanidad: las mujeres, en el entendido de que sin la liberación de la mujer no será posible la liberación de la humanidad y viceversa; la derrota de las corrientes militaristas y fascistas que dominan al mundo, y como objetivo común la lucha por el socialismo, que signifique el triunfo de procesos pluriculturales y plurinacionales caracterizados por la más amplia diversidad étnica, cultural, religiosa, de creencias; la desaparición de toda forma de dominación tanto sobre los seres humanos como sobre la naturaleza; el respeto a los ecosistemas y a todas las formas de vida, pues todas, absolutamente todas son esenciales para los equilibrios planetarios, por tanto, el respeto a los derechos humanos y a los derechos de la madre tierra resulta fundamental; la democracia participativa y protagónica como la máxima expresión de la libertad, que se consolidará, en primer lugar, a través del triunfo del gobierno de la gente, que significará también la desaparición de las formas de dominación estatales, el desarrollo de formas de administración basadas en la autonomía personal y social, en la posibilidad de pensar con cabeza propia, tanto como ser humano o como organización societaria colectiva; en segundo lugar, a través de la desaparición del mercado capitalista y la consolidación de intercambios fundados en la justicia y el bien común.

Para nosotros es un acontecimiento relevante, conmovedor, pleno de alegría el encontrarnos de nuevo; nos anima el espíritu de celebración, de júbilo, del himno, la canción y el baile de la vida, de las ceremonias de gratitud por la naturaleza, la cultura, la siembra y la cosecha. Aquí no estamos todos. Por diversas circunstancias muchos no han llegado. No están los asesinados, que podemos representar a través de las figuras emblemáticas de Víctor Soto, Fabricio Ojeda, Jorge Rodríguez, Américo Silva, Alberto Lovera, Argimiro Gabaldón, Jesús Márquez Finol, Tito González Heredia, José Aquino Carpio, Carlos Wilfredo García, Nicolás Beltrán, Ronald Morao, Vicente Contreras Duque, Alfonso Lara, Luis Alberto Hernández, Salvador y Andrés Pasquier, Hugo Alexander Alzolay, Noel Rodríguez, José Alexander Ferrer, Enrique Rodríguez, Juan Pedro Rojas, Livia Gouverneur, José Montesinos, Félix Farías, Hugo Daniel Castillo, Juan Chacón Lanza, Dora González, Dilia Rojas, Emperatriz Guzmán, Sor Fanny Alfonzo, Rita Valdivia, las y los innumerables e inolvidables compañeros que no hemos mencionado, que merecen nuestro recuerdo eterno. Aún permanecen secuestrados en los archivos de los cuerpos policiales o ni siquiera registrados allí, sin que, por lo menos, exista un archivo-museo-biblioteca públicos para su homenaje y memoria; las y los que partieron antes de tiempo que podemos representar a través de Carmelo Laborit, Aquiles Nazoa, Salvador de la Plaza, Priscila López,Argelia Laya, Roberto Hostos Poleo, Moisés Moleiro, José Vicente Abreu, Simón Sáez Mérida, J. R. Núñez Tenorio, Pedro Dunno, Diego Salazar, Kleber Ramírez, Ludovico Silva, Eloy Torres, Orlando Araujo, Alí Primera, Víctor Valera Mora, William López, Carmen Key, Lydda Franco Farías, Stefania Mosca, Eduardo Sifontes, José Rafael Zavala, Pablo Emilio Ochoa, Hilario Díaz, Elan Navas; tampoco están las y los que no pudieron, las y los que no llegamos a convocar por diversas circunstancias, menos por el deseo de que no estén con nosotros. Tenemos la convicción y el compromiso de que nos iremos encontrando.

2) Junto a ese espíritu de encuentro y de celebración, nos reúne la preocupación por la actual situación nacional-mundial y la aspiración a continuar convirtiendo esa preocupación en estímulo para la acción práctica unitaria transformadora. Nosotros, que tenemos una vida compartida, nos convencemos cada vez más de la acción unitaria, la unidad del sentimiento, del afecto, de la comunicación y de la acción revolucionaria. Se trata de unir: encuentro-celebración-preocupación, que se transmuta en utopía sobre la sociedad que queremos y se manifiesta a través de la práctica social unitaria, que no significa que en lo concreto estemos haciendo lo mismo, sino que, en lo concreto, estamos transformando la realidad a través de caminos diferentes, pero que confluyen en fuerza que trata de generar cambios esenciales.

3) Nos consideramos parte del gran torrente popular que ha ido naciendo y creciendo en la última década caracterizado por su gran diversidad, pues en el confluyen marxistas, cristianos, antiimperialistas radicales, ecologistas y la más variada confluencia de prácticas y pensamientos, que tienen como punto de encuentro el socialismo revolucionario, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el rechazo a la ultraderecha venezolana y a sus prácticas antipatrióticas asociadas a los intereses del capital internacional, que se manifiestan en comportamientos antidemocráticos y abiertamente golpistas. Para nosotros esta es una clara línea divisoria.

Respetando las críticas que se han hecho y que se puedan hacer, muchas de ellas legítimas y necesarias, sería mezquino dejar de reconocer el importante aporte que el presidente Chávez ha hecho a este proceso tanto a nivel nacional como internacional.

4) Tenemos que hablar de la educación. Una educación como proceso donde todos somos maestros y aprendices. Todos tenemos cosas que aprender y que enseñar. No existe por tanto una capa especial de educadores y otra de alumnos. No existe un pueblo ignorante y unos líderes políticos, académicos o docentes que deban enseñarlo. Todos aprendemos de todos, teniendo a la práctica como criterio de verdad. Todos aprendemos de todos a través de un camino que debe borrar las grandes y graves diferencias originadas por la dominación y la explotación de unas clases y capas sociales privilegiadas, sobre otras clases y capas sociales oprimidas. Esto implica superar la dominación capitalista, muy especialmente hoy, cuando esa dominación se expresa y trata de perpetuarse a través de la globalización neoliberal.

5) Si de educación se trata, debemos hablar de los jóvenes. Probablemente la presente generación sea una de las más agredidas de la historia, sobre todo porque quizá sea la que se enfrente a mayores obstáculos para encontrar su propio camino, pues la tutela del Estado y del mercado se le atraviesan con paradigmas que pueden aportar soluciones petrificadas, sueños preconstruidos, sueños que ya fueron soñados o peor aún, mentiras con apariencia de sueños, que se materializan como pesadillas. Debemos preguntarnos cómo nosotros, formados en el pasado, podemos ayudar a los jóvenes de hoy a encontrar su propio camino, su propia Luz.

Lo dicho no significa que equiparemos al Estado y al mercado capitalista. Durante el proceso de transición hacia una nueva sociedad, incluso, en ciertas coyunturas de la sociedad capitalista (cuando el Estado ha regulado al mercado), el Estado ha cumplido y puede cumplir un papel progresista. Sin embargo, El Estado debe irse extinguiendo en la medida en que se adelanta el empoderamiento de la gente.

6) Lo dicho anteriormente nos enlaza con lo que Marx planteó en las tesis sobre Feuerbach: educar al que educa, que se complementa con revolucionar al que revoluciona, en el contexto de un sistema que en todos los órdenes (científico, docente, político, etc.) funciona con una separación entre educadores y educandos. El camino de la humildad, el altruismo y la responsabilidad social, en conexión con la vida cotidiana, con la práctica social; el respeto a los oprimidos, a los secularmente marginados y condenados; el compromiso con los procesos de aprendizaje pluridimensionales y pluridirecccionales, a través de aproximaciones sucesivas hacia las verdades y las luces, reconociendo que la mejor luz no es la que se concentra sino la que se difunde, como dijo Cecilio Acosta.

7) Debemos trabajar para que el amor retorne a las aulas, cuando el aula no es un simple salón de clase, cuando el aula es, o debe ser, el barrio, la fábrica, el conuco, el hogar, nuestra mente, nuestro corazón, nuestra alma; camino, fogata, encuentro y ágape bajo un samán; el cielo, la tierra, el agua, el fuego y el aire.

Que el amor retorne a las aulas nos conecta con muchos asuntos esenciales, que asumimos desde la fraternidad, desde la amistad, en esta gran aula donde hoy nos congregamos, con la urgencia de trabajar como uno más por la salvación de nuestro pueblo (con la conciencia de que sólo el pueblo salva al pueblo), de la humanidad, del planeta, para alcanzar la independencia, la libertad, la igualdad, la fraternidad y la paz dentro de un mundo multipolar, multiétnico y multicultural; establecer nuevas relaciones con la naturaleza (superando el cambio climático), religarnos con ella, porque somos naturaleza y a ella nos debemos. Su liberación es una condición para la liberación de la humanidad.

El retorno del amor a las aulas es también el retorno de él a las relaciones interpersonales, a la vida cotidiana, a la militancia revolucionaria, a la familia como uno de los pilares básicos de la educación, a los intersticios invisibles de nuestros haceres y nuestro quereres.

7) Vinculado con el amor y con la apertura de otro camino o más bien, con un camino para tratar de transitar con los jóvenes hacia otros caminos, quizás los nuevos, quizás, porque eso no se sabe hasta que la práctica lo confirma, sobre todo, la práctica de los jóvenes. Esos caminos empalman con la necesidad de transformar en la educación, la cantidad por la calidad. La educación se ha convertido en una suma, muchas veces inconexa, de conocimientos, no de saberes. Transmisión y difusión de conocimientos que fatiga, que tortura, que monopoliza el tiempo y elimina el tiempo para sembrar, para cosechar, para descansar, para amar, para disfrutar, para soñar. Un conocimiento generalmente más asociado con las exigencias del mercado y del capital, que con la posibilidad de generar utopías y prácticas transformadoras.

8) Este encuentro que aparece como extraordinario, debe transformarse en cotidiano, lo que plantea una revolución del tiempo, del espacio y del movimiento, como categorías de la Vida Emancipada. Si avanzamos en la liberación de la humanidad y la naturaleza, iremos construyendo otro sentido y otra dirección de nuestros saberes, ciencia, tecnología, artes y religiones, podemos desarrollar un tiempo libre y de trabajo, de ocio y de comunidad, desalienado, amoroso, alegre y dichoso. Un tiempo que se separa de la concepción determinada por el mercado capitalista, según la cual el tiempo es oro, tiempo para hacer negocios, para lucrar.

9) Afirmamos la necesidad de una revolución de la vida cotidiana, que es la esencia de la revolución. Si no revolucionamos nuestra vida cotidiana y la vida cotidiana en general, no habrá revolución verdadera, no habrá salvación de la humanidad y del planeta. La sociedad que está afuera se perpetúa porque está dentro de nosotros y desde ahí renace diariamente. La revolución de la vida cotidiana es también nuestra revolución interior. Como dice Galeano, “somos lo que hacemos, sobre todo lo que hacemos para cambiar lo que somos”.

10) Afirmamos la paz como el camino que puede afirmar a la humanidad y permitir que el planeta prospere. Sólo a las fuerzas fascista reunidas en el complejo militar-científico-financiero que domina al mundo, les interesa la guerra. La paz es imprescindible para que la vida triunfe sobre la muerte.

15 de abril de 2010, Instituto Universitario de Tecnología de Valencia, República Bolivariana de Venezuela.
Honmy Rosario Esther María Macías Añez
José Manuel Hermoso Olymen Villegas
Benjamín Gallardo María Dolores García
Luisa Aramendi Luis García
Iván Vargas Freddy Padrón
José Raúl Heredia Martínez Lusbi Portillo
Niddy Calderón Nubia Figueredo
Inmaculada Guerra, Armando Mujica,
Nancy Rodríguez, Mirla Escalona,
Carmen Teresa de López, Mariela Arellano
Alicia Sosa Carlos Knuth
Fernando Soto Rojas Orlando Villalobos
Ricaurte Leonet Hugo Avila
Hector Alfonso Rojas Orlando Zavaleta
Julio Escalona Ojeda Mireya Uribarri
Dafnis Domínguez Diógenes Figueredo
Moraima Galindo de Domínguez Rosaura Tovar Cortez
Marcos Gómez Aminta Aquino
Juan Medina Figueredo Asdrúbal castillo Mavares
María Elizabeth de Medina José Castillo
Omaira Rodríguez Nazir Kablán
Diego Pulido Armando Alvarez
Betsy Pimentel María Lozada
Jorge Ragh Gustavo Ochoa
Carola de Ragh Felipe Vásquez
Sabino Linares Francisco Marín
Arnoldo Vargas Robert González Parra
Eduardo Ríos, Armando Mercado
Leonardo Núñez, José Jesús Rodríguez
Alexis Romero Salazar, María de Jesús Arrieta
Miles Useche, Leonardo Vera Vásquez
Sacha López Pineda, Cira Zuárez
Douglas Morales Atilio Hernández
Miguel Prieto, Arnoldo González
Rafael Campos Gloria Escalona
Ángel Noe Villalobos, José Biviano Escalona Ojeda
Corteza Agüero Ana Carrera
Moni Yania

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