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viernes, 5 de noviembre de 2010

Parlamentarias 26-S: Un análisis preliminar (y respuesta de Javier Biardeau a su nota)

SABER Y PODER
LUNES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2010 22:40
REINALDO ITURRIZA
Entre otras cosas, puesto que la definición de una agenda tendrá que ser obra colectiva, hay que revisar la relación entre el partido/maquinaria y la amplia base social del chavismo, que están lejos de significar lo mismo. Allí donde el partido está alienado del chavismo popular, mal puede pensarse que funciona como "vanguardia".
Exactamente a las 2 de la mañana de este lunes 27 de septiembre, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, comenzó a ofrecer los resultados prelimares de las elecciones parlamentarias. Con una participación global del 66,45%, el chavismo ha alcanzado 95 diputados, la oposición 64, quedando 6 cargos en disputa. Aún no están disponibles las cifras oficiales globales de la votación para cada fuerza política, a menos que se tomen como tales los datos (que es necesario verificar) referidos al Parlatino: 5 millones 222 mil 354 del PSUV contra 5 millones 54 mil 114 de la MUD (una diferencia de 168 mil 240 votos).
Despejada la duda sobre los resultados electorales, descartados el peor escenario (victoria opositora) y la mayoría absoluta del PSUV (dos tercios o 110 de un total de 165 diputados), lo primero que hay que decir es que el objetivo principal se alcanzó: el chavismo se mantiene como la fuerza política mayoritaria del país (con el 57,5%, hasta ahora, de la nueva Asamblea Nacional).
Esta situación le permite asumir con mayor holgura y capacidad de maniobra el siguiente objetivo: repolarizar la sociedad venezolana. Mucho especularon los voceros opositores sobre la necesidad de "derrotar" al chavismo, impidiendo que alcanzara los dos tercios de la Asamblea Nacional, porque esto implicaría la "radicalización" del proceso venezolano. El problema es que en el discurso opositor, como lo sabemos de sobra, esta "radicalización" significa la consolidación de un sistema "totalitario" y "comunista", que cercana las libertades políticas del pueblo venezolano. Tocará a las fuerzas opositoras evaluar la pertinencia y sobre todo las falencias de un discurso que le ha impedido, una y otra vez, granjearse el apoyo de las mayorías. Cantarán victoria, sin lugar a dudas, pero la procesión va por dentro (un proceso incipiente de recomposición de su clase política). Pero éste es un asunto que no nos compete. Dicho sea de paso: el peor error que puede cometer la vocería oficial del chavismo es enfrascarse en una polémica estéril con la partidocracia, intentando "demostrarle" que no ha vencido. Lo otro es evitar el triunfalismo acrítico, que en estas circunstancias es el peor de los consejeros.
Repolarizar significa precisamente esto: avanzar en el proceso de radicalización democrática de la sociedad venezolana. Sí, radicalización democrática. Ésta implica recuperar y afinar "los mecanismos de interpelación mutua entre Chávez y la base social del chavismo, buena parte de la cual está hastiada de la cortedad de miras estratégica del chavismo oficial, que insiste en comportarse como minoría". Implica recuperar lo que hizo grandioso al chavismo: si éste "significó la progresiva politización del pueblo venezolano, fue porque hizo visible a los invisibles y dio voz a los que nunca la tuvieron". Significa, de igual forma, una lucha sin cuartel contra "burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas, estalinistas", ninguno de los cuales "es hegemónico en el chavismo. Su existencia está lejos de ser aceptada de manera cómplice o resignada por el resto, y en cambio es fuente permanente de malestar y conflicto". Significa, también, saber leer los signos, donde los hubiere, de "hastío por la política" en las bases sociales del chavismo.
Entre otras cosas (puesto que la definición de una agenda tendrá que ser obra colectiva), lo anterior implica revisar la relación entre el partido/maquinaria y la amplia base social del chavismo, que están lejos de significar lo mismo. Allí donde el partido está alienado del chavismo popular, mal puede pensarse que funciona como "vanguardia". Ejemplos sobran de luchas, dinámicas y formas de organización popular en peligro de ser cooptadas (o cooptadas ya, con el saldo de la desmovilización popular) por el partido. Implica también un amplísimo debate sobre la necesidad de relanzar el objetivo de crear una nueva institucionalidad (derrotando al Estado burgués), lo que pasa por reducir la distancia que media entre el socialismo en tanto que horizonte estratégico, y las formas de gobierno propiamente socialistas. Esto quiere decir que es necesario preguntarse: ¿qué significa gobernar socialistamente? ¿Qué distingue a un gobierno socialista (en la práctica, en el cómo del gobierno) de las formas de la vieja partidocracia y los métodos de la burguesía parasitaria? Esto es: en lugar de la "gestionalización" de la política, "repolitización" de la gestión, subrayando, por supuesto que sí, su carácter de clase. Educación, salud y alimentación seguirán siendo las principales áreas donde será posible continuar ensayando la construcción de esta nueva institucionalidad, defendiendo los logros obtenidos pero sopesando y corrigiendo las fallas.
Un dato en particular, y ya habrá tiempo de analizarlo con mayor detenimiento, refuerza la hipótesis de la necesidad de la repolarización: la derrota aplastante de las fuerzas políticas (y en particular del PPT) que hicieron de la "despolarización" la bandera de su campaña.
El propósito de este análisis preliminar, que puede resultar incómodo para algunos, no es hacer leña del árbol caído. A menos que, efectivamente, los haya quienes se asuman caídos, derrotados o en desventaja e intenten ocultar su derrota con discursos triunfalistas. Tanto el triunfalismo como el derrotismo son pasiones tristes, y lo que está en juego es algo muy serio como para encarar las nuevas circunstancias de manera vacilante o con ínfulas de superioridad. Sobreestimar la propia fuerza es la vía más fácil para perderla. Quien la subestima, está perdido de antemano.
Considero que el escenario que se abre a partir de los resultados del 26-S hace absolutamente pertinentes todas estas reflexiones e interrogantes (entre otras). Por eso, estoy convencido de que la revolución bolivariana ha sido la gran vencedora. Es tiempo de deliberación, de revisión, de invención. Es el tiempo de las oportunidades: de la posibilidad infinita de imprimirle mayor vitalidad y fortaleza a un proceso que, doce años después, aún es capaz de alcanzar una "sólida victoria", lo suficiente como para avanzar en la creación de las condiciones que hagan posible su radicalización democrática. Son tiempos de revitalización política. Bienvenidos sean.
Y la respuesta de Javier Biardeau R. 27 de septiembre de 2010
09:15 Esta bién bueno este artículo para provocar una discusión necesaria, pues parte de las premisas del espejismo-gerrymandering a la hora de analizar porcentajes. La delimitación de las cricunscripciones o circuitos de una manera acomodaticia se denomina en Ciencia Política gerrymandering. En 1812, el gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, aprobó una ley por la que se arrogaba la competencia para redibujar los distritos electorales de su estado, escogiendo el adecuado porcentaje de electores para asegurar que determinados candidatos de su partido ganaran la elección. Lo que no puede ocultar este sistema, es que lo que decide son los votos, y allí es que hay que meter la lupa, no en los cargos conquistados, que generan una ilusión de victoria, cuando se confirma la tesis de que la mayoria simple se lo lleva todo. Seria conveniente que el amigo reinaldo consultara la página http://www.cne.gob.ve/divulgacion_parlamentarias_2010/index.php?e=11&m=00&p=00&c=00&t=00&ca=00&v=02, y analizará las diferencias reales de votos en cada circunscripcion y en cada estado. Y asi finalmente dibujara el mapa de votos totales del país, y las ventajas absolutas y porcentuales. Mi conclusión preliminar es la siguiente: Estamos bastante mal si comparamos con los ultimos procesos electorales del chavismo: 2006=7.309.080, 2007= 4.379.932, 2008= 5.611.140, 2009= 6.310.482. Estamos parados en un escenario de votos totales que se mueve entre la fallida reforma constitucional y las elecciones regionales del 2008. No se ha despejado ninguna duda, pues el peor escenario para un proceso de flujo revolucionario es precisamente no haber llegado a las 3/5 partes (99 puestos), por ahora, y no la tan cacareada victoria opositora por mayoria simple. Nadie se chupa el dedo a estas alturas. La mayoría calificada del PSUV (3/5 o 2/3, 99 o 110 de un total de 165 diputados) era el objetivo estrategico principal. NO caigamos en una suerte de opio para consolar tontos. Hay una victoria pirrica en demasiados circuitos (menos de 5 % de diferencia): ¿O no es así?. El chavismo se mantiene como la fuerza política con mayoria simple, y vive una verdadera arritmia electoral desde el 2006. Discrepo de su apreciación principal: Esta situación no le permite asumir con holgura suficiente ninguna política con audacia, y menos con temeridad, hasta que no se reencuentre con una precondición basica: reagrupar sus bases sociales de apoyo y los cuadros de diferentes formaciones políticas para una reconquista de la hegemonia popular-revolucionaria. Sin esta precondición, NO hay capacidad de maniobra para el siguiente objetivo: repolarizar la sociedad venezolana. Me parece una tesis sin fundamentos, si escapa a la consideración de una lógica hegemónica. NO son especulaciones, son realidades. Ha sido "derrotada" la intención de alcanzar la mayoría calificada. No hay consolidación del proceso revolucionario, con estos resultados, he allí el problema, si comprendemos las tareas de una agenda legislativa revolucionaria, la promulgaciones de leyes organicas, la designación de cargos decisivos en el cuadrante institucional del Poder Público Nacional, la posibilidad de entregar puestos en comisiones estrategicas, de volver al sabotaje parlamentario, etc. Las fuerzas opositoras estan en flujo electoral asecendente y continuo, y estan concretando su visión de una política de mayorías electorales. Estimado, la procesión va por dentro del campo revolucionario, y debemos ser honestos. El auto-engaño no es mejor consejero. La voluntad se construye con optimismo, pero no sub-estimemos fuer-as adversarias ni sobre-estimemos fuerzas propias. ES UNA CLARA SEÑAL DE ALERTA. HAY DESGASTE, ASOMENSE A LOS VOTOS, NO A LOS ESPEJISMOS (CARGOS). SALUDOS. Javier Biardeau R.

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